Margara Russotto

Born 1946 in Italy; has lived in Venezuela since late childhood.  Has also lived in Brazil and lately in the United States.  Was a professor of literature at the Universidad Central de Venezuela, Caracas and at present teaches Literature At the Univerity of Massachusetts at Amherst.   Books of poems: Restos del Viaje, 1979; Brasa, 1979 (CONAC Poetry Prize); Viola d'Amore, 1986; Epica Mínima, 1996 (poetry prize of the XI Bineal José Antonio Ramos Sucre, 1995); El diario intimo de Sor Juana (poemas apócrifos), 2002. Poesia di due mondi (Spanish-Italian bi-lingual edition), 2003. In her work a sympathetic  humour is an important ingredient, she studies questions like "loss of roots and interpenetration of cultures" in the "many women poets hybrid by nationality" and she keeps a constant eye on the social resonance of her subjects. ( She is speaking in particular of EPICA MINIMA, Cumaná:  Fundación J.A.Ramos Sucre, 1996)

English Translation

INSTANCIAS DOMESTICAS, 1

¿ves esos finísimos platos
de textura conchosa de huevo
e impecables penachos de pájaros
girando en su fondo?

pues sé

que si oso estrellarlos contra el árbol de enfrente
            el estruendo
            los brillantes añicos en su lenta
            acrobacia del aire

                        y la ira

me devolverán el justo alimento

 

 

LAS VACACIONES SIN HEGEL

Pueblos enteros
hemos visto
que se dejan estar
a la sombra de un gran tamarindo

hiedra silvestre
            enroscado a los palos del camino

burros
            cabeceando sobre lo quebrado
            de sus patas
            rombos en el agua temblorosa

Aquí el trabajo se reduce
a levantarse con el sol
muy alto
a espaldas de esa fatiga
que algún turista
arrastra

Aquí
vivimos días sin gloria
sin moral
sin horas fijas

Echados
el primer periódico que ofrecía
su abandono
hemos leído:
las muertes hemos leído
los mensajes amorosos
las amenazas bancarias
            sin ausencia ni concentración

Nada nos ha conmovido

Nada nos ha impacientado
en el calor agobiante

Nuestros hijos
tal cual son nos han gustado:
negros
enjutos
rascándose
bajo la piel
los mil huevecillos de insectos
discretamente hambrientos sólo al caer la noche
            como si un repentino apetito
            los igualara al ímpetu
            de cazadores
            atizando el fuego
            en una vieja ilustración                                                           

tan lejanos entre los pliegues del arena
que parecieron de otros
de humo
            materia evaporada en la gaza del horizonte

Al aire libre hemos comido
desnudos
cangrejos recién desmembrados
sin piedad
sin otra precaución que estarse
al abrigo del viento
arremolinados

Sucios:
lo hemos sido
            sin juicio
            sin resonancia

El mar:
            ha sido el mar

La luz:
            la luz

A lo sumo
un peso invisible sobre el lomo

El sopor de los animales
fue sorber ruidosamente
en paz
cada espina de pescado
como fin último:
            su hoja reluciente
                        su escama de diamante
                         a nadie hirió

A nadie
la agonía del pelícano
inspiró poema alguno
            los niños lo arrastraron penosamente
            de un extremo a otro
            lo torturaron
            con el ofrecimiento de lombrices
            y peces deshechos
            al oído de la ala rota
            le susurraron
            con cínica paciencia
            el infinito perdido

No nos rozó siquiera
la ocurrencia
de citas oportunas                                                                              

ni el deber de pronunciar
aquellas palabras

Sólo interjecciones

Porque hablar
            lo que se dice hablar
no hemos hablado

E inferir
            tampoco hemos inferido

La suciedad
la miseria
no la hemos comentado
ni la exaltación de los pescadores
en su modo de echar la red
y unas monedas
a las que tapan rápidamente
con la palma de la mano
            como si fuera un texto

Ninguna pasión redentora
nos ha tocado

A nadie hemos humillado
con interpretaciones
con falsos cantos

El canto vino solo
como exhalación
de noche abierta

sus labios de salitre quemado
nos rozaron
en la oscilación de la luz
sobre el libro
leído hasta tarde
con ignorancia y creencia
sin entender
cual estudiante infeliz
y desocupado del mundo
            mientras el sueño de los niños
            era la misma turgencia del alcatraz
            en su hondo vuelo

            hondo y levísimo y rociado de espuma
                        firme en la turbulencia

NADIE HA PODIDO SER MAS FELIZ QUE NOSOTROS

Todos murieron
coleópteros luciérnagas mosquitos patilargos
alas de encaje diminuto
filigrana rosea
hebras ligeras
               hojuela
                             escarchas

todos murieron
por miles danzaron
partículas de astros
en la trampa cristalina del vaso de agua
en los haces de luz que deshoja el viento
murieron todos
los revoltosos los solares
arrojados a los pelos del gato
seducidos por la tibieza persa de las frutas
todos sucumbieron al cansancio
a la celebración
tanto bebieron del verano
tanto zumbaron los muy ardientes
que bastó entrar en el ocaso
titubear apenas sobre el humo del té
codo contra codo
confiados
engañarse en el esplendor del horno
untarse
en la miel de los platos sucios
ciegos de oro y de blandura
sobre la mantequilla
en la pereza del café el postre abrillantado
murieron todos finalmente
de inmortal lujuria
en el poema
            La mañana los encuentra inmóviles
            ejercito desvencijado
            de tanta dulzura y luz
            barrido
            con la escoba húmeda de rocio
            y sin piedad

 

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